Cada vez que pasaba por Aldeanueva de la Vera, antes de llegar al puente tan impresionante que hay sobre la garganta San Gregorio, a la parte derecha, observaba un árbol con una forma muy extraña. Cuando circulaba por allí, pensaba tengo que sacarle una foto, pero nunca paraba. Porque iba con prisas o porque no llevaba la máquina.
Por fin esta semana han coincidido las dos circunstancias: tener tiempo y máquina y he podido hacer la foto.
El árbol tiene grandes agujeros y el interior muy negro. Han intentado quemarle, está lleno de parásitos, descolorido, solitario y seco; rodeado de un ambiente indiferente, mas bien hostil.
Me dio pena al verlo de cerca, en que estado se encuentra. Pero por otro lado estoy contenta porque yo tendré siempre un recuerdo de él. Un justificante de que existió.
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