jueves, 14 de febrero de 2013

DESENCANTO



                                                              DESENCANTO


  


     El maravilloso viaje que le habían prometido sus familiares si aprobaba todo, era el motor que le animaba a estudiar a Carlos. No pasaba día sin que pensara en la playa que iba a conocer, veía sus pies hundidos en la arena cálida y callaba. Cuando estaba cansado o encontraba dificultad se acordaba del premio que le esperaba y se esforzaba al máximo. Él seguía callado nunca hablaba del tema en casa, tampoco con su amigo. Se lo reservaba para sí, lo saboreaba solo, no quería ensuciarlo con palabras.
 Superó el curso con tenacidad, nunca antes había tenido tan buenas notas. Esperó inutilmente en silencio, como era habitual, el cumplimiento de la promesa. Nadie se acordó. La desilusión se apoderó de él y el abismo lo engulló inesperadamente ante el desconcierto de los que le rodeaban.