viernes, 17 de mayo de 2013

En el tren



A las 8 de la mañana el tren emprendía la marcha con normalidad. Más tarde apareció el revisor, que iba de un asiento a otro con cara entre taciturna y detectivesca. Cuando me tocó el turno y llegó al mío, su mirada deambulaba desde el número de mi asiento y el billete hasta su libreta de apuntes de forma repetitiva.Llegué a pensar: ¿Qué tendré mal? Parecía que me dedicaba demasiado tiempo. Había sacado el billete por internet y me entraron dudas. Luego observé para tranquilidad mía que los demás pasajeros disfrutaban del mismo privilegio. ¡Qué descanso!
No suelo reparar en los revisores, casi ni los veo. Pero éste sí que llamó mi atención. ¿Qué le pasaba? Cabizbajo y nervioso, miraba en todas las direcciones menos en la que estaba la persona que tenía delante.
Cuando salió del vagón la tranquilidad volvió, abrí mi libro y comencé a leer. Como tres horas dan para leer y divagar, cuando me cansé de la lectura, cogí mi libreta y bolígrafo dispuesta a escribir algo, cosa que hago con frecuencia, entonces la imaginación, acogiéndose a la libertad que le di, se puso inmediatamente a trabajar. Este hombre ha dormido mal, y tiene mucho sueño, por eso se mueve tanto, para no dormirse. O lleva poco tiempo en el trabajo y todavía no lo ha asimilado totalmente, o quizás tenga problemas familiares y le pueda la preocupación.¿Le habrán informado de que podría llevar un pasajero peligroso huído de algún lugar?
La última suposición era la que más fuerza iba tomando segun pasaban los minutos, y como la situación comenzaba a tomar un cariz dramático, mis nervios se alteraban cada vez más, cerré la libreta, guardé el bolígrafo y reanudé la lectura en espera del final.
Al llegar a la estación observé como las prisas, abrazos, besos, maletas y pasajeros se hicieron una amalgama que desplazaron mis temores y que en cinco minutos se hizo un vacío y silencio sepulcral en la estación. ¡Qué contrariedad! De lo que mi imaginación sospechó en último lugar, nada había pasado, que no quiere decir que no pueda pasar...